sábado, 29 de mayo de 2010

ENTREVISTA A JESÚS DE COS

Jesús de Cos ha sido, durante años, el más recordado de todos aquellos guionistas que abastecian a las diversas cabeceras de la editorial Bruguera con material "apócrifo" de diversos personajes de la casa, especialmente de los de Ibáñez, concentrándose en su serie estrella Mortadelo y Filemón. Pero no fue esta la única serie del maestro en la que trabajó De Cos, puesto que también se encargó de los guiones de Sacarino, Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio, etc.


Un trabajo ingrato en el que se aprecia una evolución de unos primeros guiones cuando menos titubeantes a la realización de historietas largas que, sin llegar a la brillantez del original, no carecían de momentos realmente notables. Con el tiempo, Jesús de Cos pudo permitirse dejar de imitar estilos ajenos impuestos para encontrar su propia voz, realizando guiones totalmente originales que permitieron que su talento aflorara sin cortapisas. En este sentido, destacan sus colaboraciones con Miguel, de entre las que recordamos especialmente a Los desahuciados y al inolvidable Fernández.



Tras la caída del gigante editorial, Jesús de Cos fue, durante un tiempo, editor del semanario Mortadelo y el responsable, entre otros, de "descubrir" a autores como Maikel, Ramis, Cera o Marco. Actualmente combina su faceta como traductor con otros proyectos de los que, seguro, tendremos noticias pronto.


Este artesano del guion historietil tuvo la amabilidad de concedernos una entrevista en la que contestó con toda cordialidad y sin tapujos a todas las preguntas que le hicimos, algo que queremos agradecer desde Corra, jefe, corra. Todos lo hemos leído. Ahora toca escucharle...



Ya saben, "Guion: Jesús de Cos".


1.- ¿Cómo fue tu ingreso en la Editorial Bruguera?

En 1976 yo tenía 19 años y era estudiante. En las demandas de empleo de La Vanguardia leí un anuncio: “¿Quiere ganar dinero trabajando en casa? Necesitamos guionistas de cómic”. Me presenté en la entonces sede de Bruguera, en la calle Camps y Fabrés, y me hicieron una prueba que consistía en escribir un guión de dos páginas de “Pepe Gotera y Otilio” a partir de un guión de muestra. Hice la prueba, al cabo de unos días me llamaron y fui a ver a Sanchis, el jefe de estudio. Me dio unos consejos: pensar en las expectativas del lector, dejar “lo del aumento del precio” para más adelante. Pero no tuve que rehacer el guión de prueba y Sanchís me encargó más guiones. Al precio sin aumento, claro. Para mi sorpresa, me habían aceptado.





2.- Antes de ser profesional del medio, ¿eras lector asiduo de los personajes de Ibáñez u otros bruguerianos?

Ibáñez, Vázquez, Martz Schmidt, Segura, Escobar, Peñarroya, Jorge, Conti, en fin, todos los de las revistas Bruguera y los de TBO, “La familia Ulises”, las páginas de Coll, Tínez, Blanco, Ftur, el primer Raf, que firmaba Roldán, y también los de Jaimito y Pumby, de la editorial Valenciana y los de Novaro.


3.- ¿Qué serie de Ibáñez te gustaba más guionizar? Y como lector, ¿cuál prefieres?

Mortadelo era más flexible
, podía pasar cualquier cosa y tenía el recurso de los disfraces. Como lector, “13, rue del Percebe” y las páginas temáticas “vidas ejemplares” e “increíble pero mentira”, que también hacía Manuel Vázquez.


4.- ¿Era fácil imitar el estilo de Ibáñez?

Era difícil. No por la mecánica, que es sencilla: gags tipo slapstick con preparación, golpe y epílogo, encadenados uno detrás de otro. La dificultad es que hay que estrujarse mucho las neuronas para bombardear al lector sin parar con gags. Es una técnica del cine mudo que Ibáñez admira mucho y que requiere tenacidad. Además, los diálogos son buenos y muy cómicos.


5.- ¿Tuviste que trabajar también con personajes de otros autores de la editorial?

Fue un placer hacer “Leoncio” de Enrich, “Pepe Trola” de Jiaser, “Neronius”, con Esegé,Trotamundo”, del guionista Francisco Serrano con dibujos de Íñigo, el creador de “Lola”, para quién también hice guiones de “Mari Pili y Leopoldino, un matrimonio muy fino”, etc.


6.- Estamos hablando de una época en la que Bruguera negaba los derechos a los autores, a veces incluso eliminaban su firma, y, en todo caso, no estaba demasiado interesada en que se supiera que Ibáñez no se ocupaba personalmente de todas sus historietas…¿Cómo se explica, entonces, que sí aparecieran acreditados los nombres de los guionistas? ¿Por qué no el de los dibujantes?

Me han preguntado eso mismo otras veces y la verdad es que no lo sé. Mi teoría es que guionistas como Andreu Martín, Jaume Ribera, Pérez Navarro, y antes González Ledesma se hicieron valer como autores. Pedir derechos en forma de dinero era impensable en Bruguera, pero me imagino que al menos consiguieron que se incluyeran sus nombres en las historietas. Siempre quiero preguntarle a Jaume Ribera, con quien hablamos de vez en cuando, pero nunca me acuerdo... En cuanto a los dibujantes, no lo sé; habría que preguntarles a ellos.


7.- ¿Tenías contacto con los dibujantes de tus historietas? ¿Te consultaban para la puesta en escena, enfoques, etc.?

Más o menos. Con el tiempo la cosa fue yendo a más. Con los que más trabajamos en común fue con Esegé (Neronius) y con Miguel (Los desahuciados, Fernández); con Nabau hicimos una serie, Adelino Flequillo, delantero del soplillo, de breve vida. Con los dibujantes de Ibáñez (Cánovas, Lourdes, Muñoz) tenía contacto, pero el trabajo era bastante apremiante, mis guiones eran detallados y ellos los interpretaban muy bien, así que no planificábamos demasiado en equipo.

8.- ¿Te quisieron especializar en alguna de las series de Ibáñez en concreto?

La producción se fue decantando cada vez más hacia Mortadelo, de modo que al final acabé haciendo guiones sólo para esa serie.


9.- ¿A qué persona o personas de la editorial recuerdas con especial cariño hoy en día?

A muchas. A los compañeros de la redacción en general, Matías Guiu, redactor jefe y fino humorista, Julio Fernández, extraordinario ser humano, Francisco Serrano, Monstserrat Vives, Mariví Calvo, Mercedes Blanco, Anna María Palé. Y de los dibujantes, Raf, Esegé, Carrillo, Jaume Rivera, March, Ibáñez, Escobar, Nabau, Escolano, Manuel Vázquez y, por supuesto, Miguel.


10.- ¿Cómo fue tu relación con Ibáñez? ¿Hubo alguna fricción por guionizar sus historietas sin su participación?

La relación fue y es amistosa. Ibáñez siempre ha sido amable y generoso conmigo. Como sabes, Ibáñez tuvo un gran contencioso con Bruguera y se vio obligado entablar una batalla legal para recuperar a sus personajes, batalla que ganó, afortunadamente para él y para los derechos de autor en general: en ese sentido, su victoria nos benefició a todos. Nunca hubo fricciones, aunque en otro tiempo Ibáñez miraba con recelo mi airoso tupé rizado. Pero ahora que ambos somos calvos, podríamos friccionarnos las pistas de aterrizaje de la azotea con Centella para muebles.


11.- ¿Te llegó Bruguera a pagar royalties por las reediciones en álbum y las ventas al extranjero?

Royalties y Bruguera, he aquí un oxímoron. Nunca vi un duro. Ojalá hubiera hecho esos trabajos ahora.


12.- ¿En qué momento te hacen “dar el salto” a las historietas largas?

Creo que fue en el 82, cuando me incorporé a la redacción. Por aquel entonces la venta de tebeos había descendido y el negocio se decantaba más hacia los álbumes.


13.- Cuando empiezas a guionizar aventuras extensas de los personajes de Ibáñez se produce un salto cualitativo notable en tus guiones, ¿a qué lo atribuyes?

Más que un salto fue una evolución. Yo trabajaba en varias series, Los desahuciados entre ellas, hacía historias temáticas de 8 páginas para Mortadelo Especial y lo pasaba bien. En suma, la mejora en mis guiones se debió a que me gustaba hacerlo y encima me pagaban.


14.- ¿Podrías decir a nuestros lectores los títulos de algunos de esos álbumes escritos por ti?

A la caza del Chotta, La secta del Zum-bao, El país del petrodólar, La historia del dinero...


15.- De entre ellos, yo destacaría ¡A la caza del Chotta!, dibujado por Juan Manuel Muñoz, una idea bastante original que pasaba por llevar a nuestros personajes a nuevos escenarios con un enemigo muy particular, ¿guardas algún recuerdo especial de ese álbum?

Me divertía con el loco protagonista y con los gags de Ofelia, un personaje machista-feminista. Es fea, gorda, algo malvada y muy vengativa pero también es tierna, lista, y sabe salirse con la suya y dejar a los hombrecitos a la altura del betún. Es uno de esos secundarios que dan mucho juego.


16.- Sin embargo, creo que uno de los mejores que escribiste fue La secta del Zum-bao, en el que se aprecia incluso cierta crítica social. De hecho, te confieso que de niño lo leí durante años pensando que era de Ibáñez, ¿te sientes especialmente orgulloso de este u otro trabajo brugueriano?

Bueno, si lo leíste pensando que era de Ibáñez me siento orgulloso por la parte del guión y creo que el dibujante lo estará por la parte del dibujo. De todos modos, y reconociendo mi deuda con los guiones de Ibáñez, con los que aprendí el oficio, mis trabajos preferidos son los personales, como las series con Miguel Los Desahuciados” y “Fernández” y la página semanal The Mogollon News de la revista Mortadelo.


17.- También escribiste algunas historietas largas de El Botones Sacarino, ¿sabes a qué se debió ese intento de “lanzar” al Botones ( y no a otros personajes de Ibáñez) en aventuras largas a principios de los 80?

No lo sé, la verdad. Creo que probaban lo que se les ocurría.


18.- ¿Hasta qué punto crees que tu trabajo y el de otros guionistas y dibujantes (acreditados o apócrifos) contribuyó a difundir y consolidar la fama de Mortadelo?

Sinceramente, no creo que ni Ibáñez ni Mortadelo lo necesitaran. En algunos momentos (y hablo por mí) creo que más bien fueron en detrimento de la serie. Por supuesto no quisiera quitarle importancia al trabajo de Casanyes, Lourdes López, Cánovas, Muñoz, y de los guionistas Julio Fernández, Jaume Rovira, Casanovas y otros, pero Mortadelo hubiera funcionado igual si estos artistas –yo incluido– no hubieran participado.


19.- Hoy en día ese material se ha eliminado de las recopilaciones de Mortadelo y Filemón, pero sigue siendo carne de coleccionista en ferias del libro antiguo. ¿Qué opinas de eso?

Eso prueba que entre varias personas llegamos a acercarnos a un nivel comparable al que tiene Ibáñez él solo. Se puede apreciar el mérito del trabajo en equipo (o en cadena) y de lo artesanal. “Ibáñez apocrifo”, ja, ja.


20.- Pasado el tiempo, ¿cómo valoras globalmente esa producción que salió de tus manos?

Bruguera me dio la oportunidad de aprender, aunque me gustaría retirar de la circulación todos mis primeros guiones.


21.- Dentro de la obra de Ibáñez, ¿qué época o álbumes te gustan más?

Valor y al toro, El gag del Chicharrón, Chapeau el esmirriau y la primera época de los años 50 y 60.


22.- ¿Tiene algo que ver contigo Manuel de Cos, personaje de Ediciones B caricaturizado en el álbum de Mortadelo ¡Rapto tremendo!?

Es mi hermano. ¡Hey, Manuel, eres un “personaje”, ja, ja! Es editor de Ediciones B y, entre otras cosas, se encarga de la producción de Ibáñez. De ahí las caricaturas en ése y otros álbumes (Manuel aparece, por ejemplo, en otro sobre la informática y los ordenadores, no recuerdo ahora el título).


23.- Ya en los 80 se apreciaron atisbos de libertad creativa con series propias como Los desahuciados y Fernández. ¿Qué recuerdos guardas de ese trabajo en el que no tenías que intentar imitar el estilo de nadie?

Nos sentíamos libres. Hacíamos historias sobre temas que nos gustaban, como el rock o la espada y brujería. Pero la historieta clásica ya estaba en declive y Rovira, March, Esegé, Cera, Ramis, Marco, Miguel, Maikel, un servidor y muchos otros separaron sus caminos.


24.- Profesionalmente, ¿te aguarda algún trabajo comiquero en el futuro próximo?

Quizás, quizás, quizás.


25.- ¿Eres consciente de formar parte de la memoria colectiva de varias generaciones de lectores que guardan en sus recuerdos la leyenda “Guión: Jesús de Cos” en la parte superior de muchas de sus historietas de la infancia?¿Qué le dirías a esos lectores?


De tarde en tarde encuentro a una persona que se acuerda de “guión: Jesús de Cos”. También hay por la web quien se acuerda de mis antepasados por atrocidades guionísticas con la misma firma. A los que me recuerdan con cariño, besos; a los que me recuerdan con rencor, volvereeee, como dijo Freddy Krueger.

¡Muchas gracias de nuevo!




Agradecimiento que reiteramos hacia su persona por su amabilidad y disponibilidad, ademas de por tantas horas de sano entretenimiento que nos obsequió cuando todos teníamos medio metro menos de estatura y medio kilo más de felicidad.



Gracias.



jueves, 20 de mayo de 2010

3º ANIVERSARIO DE CORRA, JEFE, CORRA

¡Y ya van 3! Tres años desde aquel 20 de mayo de 2007 en que decidí abrir este su humilde blog, Corra, jefe, corra. ¡Y pensar que me dijeron en cierta ocasión que un blog rara vez duraba más de dos años y medio!


Afortunadamente, en la Red hay muchos ejemplos de lo contrario, por lo que es un honor contribuir, aunque someramente, a romper tamaña maldición. Evidentemente, cada vez resulta más difícil encontrar temas nuevos, curiosidades extrañas, reseñas novedosas, etc. Sin embargo, el aliento de todos los que nos leen y de los que además de leernos nos escriben, resulta vital para seguir quebrándonos la cabeza (tampoco mucho, no se crean) y postear nuestro tema semanal.


Como ya viene siendo tradicional, añadimos en esta ocasión las diferentes ocasiones en que Mortadelo ha pronunciado la característica frase que da nombre al blog: "Corra, jefe, corra". He de señalar que esta vez hemos encontrado una más que forma parte del reto que anualmente les vengo proponiendo: adivinar de qué álbum o historieta corta procede la viñeta en cuestión. Igualmente, y por aquello de darle al César lo que es del César, presentamos también las viñetas ya acertadas y el nombre de quienes hicieron el hallazgo.


Pasen, lean y...contesten: ¿A qué historieta pertenecen?:





1.- La historieta corta de los sesenta "La estatua corretona", acertado por Dani.











2.- El sulfato atómico, acertado por Kaximpo
















3.-







4.- Historieta corta "L.S.D", acertado por Don Guri.








5.-















6.- El antídoto, acertado por Dani













7.- Objetivo: ¡Eliminar al Rana!, acertado por Bigotito.













8.- El brujo, acertado por Ollupac de la Pradera









9.-









10.- Los mercenarios, acertado por Anónimo




















11.- Los mercenarios, acertado por Dani.













12.- Historieta corta El K-J-56, acertado por Don Guri.







13.-















14.- El ascenso, acertado por Cartillero.












15.- La cochinadita nuclear, acertado por Cartillero.










16.- El óscar del moro, acertado por Dani.












17.- La MIER, acertado por Dani











18.- ¡Rapto tremendo! Acertado por Don Guri.







19.-



Et Voilá! Ahí tienen el reto, mis queridos amigos. A ver cuántas de estas viñetas pueden adivinar. Lástima que no pueda ofrecerles más premio que su crédito correspondiente y mi agradecimiento, sentimiento que hago extensivo a todos cuantos a lo largo de estos tres años han pasado por este blog, engrandeciéndolo con su presencia.

¡Muchas gracias!

domingo, 16 de mayo de 2010

SAFARI DE INFLUENCIAS



A lo largo de estos años, en nuestro blog hemos subrayado en diversas ocasiones la innegable influencia de Ibáñez en algunos jóvenes dibujantes españoles actuales. Hoy vamos a ejemplificar esto a través de los testimonios autobiográficos de dos de los historietistas más reconocidos del panorama humorístico español: Mauro Entrialgo y Bernardo Vergara.

El primero, menciona en su historieta Gracias a la hepatitis (publicada en Los hijos de Pulgarcito) cómo cuando su hermana padecía esta enfermedad, recibió a modo de presente el álbum de Mortadelo y Filemón Safari callejero (1970) que leyó, según cuenta, en las escaleras de la puerta principal de su casa, bajo la luz de un farolillo verdoso.





Entrialgo recrea aquí esos mágicos momentos de infancia que los aficionados al cómic asociamos a un determinado álbum, del mismo modo que los melómanos relacionan sus etapas vitales con ciertas canciones. Y, aunque el autor afirma que fue el tomo de El malvado Vázquez, en el que el genial dibujante madrileño se presenta como antagonista del mismísimo Anacleto, el que "era ya la hostia", no cabe duda que esta historieta de Ibáñez está indisociablemente ligada a su temprana afición por el cómic, que desembocaría, como sabemos, en un exitoso futuro profesional.




Más rendido ante la obra de Ibáñez se muestra Vergara, quien en la historieta Regresión (un acercamiento a la Escuela Bruguera), publicada en el mismo libro que la de Entrialgo y reeditada recientemente en El mundo según Tolomeo, reconoce que fue Safari callejero (su primer álbum en tapa dura), regalo de su abuela, el que le detonó la chispa de dibujante que habría de florecer años después.


Vergara define que "el creador que llevaba dentro" fue despertado por "aquel humor gamberro, el movimiento desenfrenado y su riqueza coral", rasgos distintivos del humor de Ibáñez (sobre todo los dos primeros), que hacen que nuestro autor sea radicalmente distinto a sus múltiples y tan cacareados referentes.



En las ilustraciones, podemos ver cómo, además de la particular visión de la portada del legendario título que hace cada autor, el pequeño Vergara distribuye en cuadros sinópticos los modelos que habrían de conformar el imaginario de su historieta: "los buenos", "los malos" (distinción muy ambigua tratándose de Ibáñez) y "los animales", tipologías que, años después desarrolló con un estilo muy personal, pero cimentado en esta primera lección del maestro Ibáñez.



Se puede observar, por tanto, que al margen de que esté o no de moda reconocerlo, los primeros álbumes de Mortadelo y Filemón supusieron un salto cualitativo en lo que se refiere a la producción de historietas cómicas en España. Rasgos como el humor desmadrado, el movimiento continuo, la expresividad de los rostros, etc., han sido la fuente de la que han bebido generaciones posteriores de dibujantes, tanto aficionados como profesionales.





Por ello, podemos afirmar que, hoy por hoy, la influencia de Francisco Ibáñez en los dibujantes de tebeos en nuestro país es absolutamente incuestionable.

lunes, 10 de mayo de 2010

28º SALÓN DEL CÓMIC

La semana pasada, concretamente del 6 al 9 de mayo de 2010, se celebró en Barcelona el 28º Salón del cómic en el que, como viene siendo habitual desde hace tres años, estuvo presente el blog Corra, jefe, corra, personificado por el autor de estas líneas. Esta vez, con compañeros de viaje tan gratos como Marcos (El Viejo, cuando postea por la blogosfera esa) y Easmo, asiduos lectores y futuros miembros activos del Foro de la TIA.

Nuevamente, tuve la oportunidad de encontrarme con la persona que da sentido a la existencia de este blog: Francisco Ibáñez Talavera, quien volvió a demostrar su enorme abnegación y capacidad de trabajo al atender paciente y alegremente a la larguísima hilera de personas que formaban fila para hablar con él unos segundos, conseguir su autógrafo y obtener uno de sus “monos”.





Como de costumbre, el encuentro con el maestro fue sumamente emocionante. Incluso antes de que llegara mi turno, tuvo la deferencia de dedicarme unas jocosas palabras relacionadas con la conversación que mantenía con su editor, Manuel de Cos. Una vez frente a frente, Ibáñez se asombró de la antigüedad del álbum de Sacarino que llevaba para que me firmara, mostrando interés, como es usual en él, por ver la fecha de edición del mismo.

A mi pregunta acerca de su vecino favorito de la mítica 13, Rue del Percebe (ahora nuevamente de actualidad debido al anuncio de La Casera, dirigido por Javier Fesser), Ibáñez se “mojó” (algo extraño en él) decantándose por el moroso del ático. Al contestarle yo que muchos quisiéramos parecernos a dicho personaje, Ibáñez respondió que tal vez no fuera lo más adecuado, pues su referente real hace años que ya no está con nosotros, en clara alusión a Manuel Vázquez, el genial autor que ha ocupado un lugar tan destacado en esta edición del Salón. Inmediatamente después, Ibáñez, tan poco dado a la concisión en sus respuestas, reculó puntualizando que, en realidad, de la 13, Rue del Percebe le gustaban “todos, todos, todos”.




Con respecto a sus proyectos, comentó haber terminado ya “el dichoso mundial” (en referencia a la inexorable e inminente entrega futbolística de Mortadelo y Filemón) y estar inmerso en uno relacionado con los tejemanejes no siempre limpios de algunas alcaldías, en una clara referencia a la actualidad socio-política de nuestro país; aunque, como señaló el autor, “hay que andarse con cuidado con este tema”.

Selló la conversación con una carcajada y una cara de El Botones Sacarino, personaje que le pedí que me dibujara en un ejemplar de Valor…¡Y al toro! (1970), uno de mis títulos favoritos de la colección. Del mismo modo, accedió a dibujar un Mortadelo “sabihondo” (según sus propias palabras) para mi gran amigo Manuel Fernández, que, aunque no pudo estar en el Salón, es un seguidor con solera de las andanzas de nuestros entrañables burricalvos. Como siempre, Ibáñez mantuvo la sonrisa no solamente durante estas conversaciones con los primeros de la fila, sino también con los niños y adultos que solicitaban sus dibujos más de dos horas después.





Otro de los grandes alicientes de esta edición del Salón fue la presencia de Jan, el padre de Superlópez, quien también atendió con humilde amabilidad a la no desdeñable cola que aguardaba su firma. Fue un absoluto privilegio poder contemplar en directo cómo el genial dibujante ejercía su profesión con una destreza que aunaba un indiscutible dominio técnico con una naturalidad envidiable. De este modo, trazó a lápiz esta magnífica dedicatoria del álbum La biblioteca inexistente (2009).



A su lado, estaba también el editor Manuel de Cos, hermano del clásico guionista de Bruguera Jesús de Cos (al que dedicaremos una entrada próximamente), que nos invitó a aprovechar la presencia de Jan en el Salón, pues el autor se suele prodigar mucho menos que Ibáñez en este tipo de eventos. Fue irresistible la tentación de preguntarle al señor de Cos por la caricatura que Ibáñez hace de él en el álbum ¡Rapto tremendo! (2003), obra en la que, como le hice notar a mi interlocutor, el padre de Mortadelo y Filemón arremete sarcásticamente contra distintos miembros de la redacción, incluido él mismo. Manuel de Cos catalogó esto como algo inherente al estilo de Ibáñez y consideró un honor aparecer en las páginas del maestro. Igualmente, destacó su predilección por la etapa más clásica de Ibáñez, con álbumes como Contra el gang del “Chicharrón” (1969), El caso del bacalao (1970) y, especialmente, Valor…¡Y al toro!





Del mismo modo, no podían faltar al día siguiente otro de los platos fuertes del Salón para los amantes del humor: la firma al alimón de Joaquín Cera y Juan Carlos Ramis, quienes se vieron arropados por muchos de los miembros del Foro de la TIA, así como por otros fans deseosos de sus dibujos y rúbricas. Cera me dedicó un Pafman en el álbum 1944 (2008), no sin demostrar cierta extrañeza cuando le comenté que me habían dicho que se trataba del mejor (o uno de los mejores) de su producción. El autor confesó que para él el mejor álbum es siempre el último, lo cual resulta una muestra de su profesionalidad y de su afán por dar siempre lo mejor de sí en cada trabajo. Igualmente, ironizó acerca del “record” de formatos que Pafman ha experimentado (y va a experimentar) en los últimos años.






Igualmente, Ramis me dedicó un dibujo del que, en mi opinión, es su mejor criatura, Alfalfo Romeo. Aunque confesó que no se acordaba exactamente de cómo dibujar al personaje, lo complementó con el simpático chino malayo Samuel. Comentó también no perder la cabeza por el hecho de ser acreditado en la realización para las distintas guías de Mortadelo y Filemón, pues últimamente se considera algo desconectado del medio. Ante las preguntas acerca del titánico trabajo que debe suponer la realización de estas guías en cuanto a búsqueda de material, imágenes, etc., dijo disponer de un archivo organizado que le facilita la labor. Asimismo, afirmó tener este blog, Corra, jefe, corra, en “Favoritos”, pues de vez en cuando es necesario proveerse de imágenes concretas que pueden hallarse aquí o en otros blogs, noticia que resultó un enorme honor.




Como viene siendo también habitual, tanto Ramis como Cera accedieron a hacerse una foto de grupo con algunos de los miembros del Foro de la TIA, tradición que ya se va pareciendo a los anuarios de graduación de los institutos y universidades. Como Cera indicó, “nos vamos a ver envejecer” unos a otros. En este apartado, resulta imprescindible agradecer la deferencia de estos dos autores a la hora de conversar con todos nosotros con el afecto y la amabilidad que los caracteriza. Fue un honor que nuestras caras ya les suenen de un año para otro, en lo que coincidieron los dos, al igual que en el hecho de señalar que sus fans son pocos (eso es relativo), pero fieles.



En cuanto a lo demás, cabe destacar una breve pero intensa conversación con Óscar Jaenada, quien tendrá la difícil misión de interpretar a Mario Moreno, mi Cantinflas, en la película sobre su vida que se va a realizar en México próximamente. Su presencia se correspondía con la exposición “Cómic y cartelera”, que subrayaba las relaciones entre el medio del cine y el noveno arte. El actor, sumamente amable, reconoció estar preparándose concienzudamente el papel, pues le supone mucho respeto interpretar a un monstruo de la pantalla como fue Mario Moreno. Estamos seguros de que saldrá airoso de este reto.

Además de las múltiples compras a las que no nos pudimos resistir, resulta imprescindible dedicar unas palabras a los miembros del Foro de la TIA y otros blogueros que, junto a los citados Easmo y Marcos, hicieron de mi estancia en Barcelona una experiencia tan agradable como siempre. A unos ya los conocía, a otros los “descubrí” en el Salón; con unos pude convivir más, con otros menos… Pero todos ellos contribuyeron por igual a que me sintiera como en el Salón…de mi casa. Aun a riesgo de alguna omisión imperdonable (culpen a la memoria, que no al corazón), resulta imprescindible nombrar a Kaximpo, Señor Ogro, Goe, Omen_666, Zazu, Zorro Aullador, Pirluit, Mortadelón, Óscar+AB, Magin, Hergest, Cartoon Network, Hediondo, Taradete, etc. El 50% de las alegrías derivadas de mi visita al Salón lo proporcionó mi convivencia con ellos.




Espero que podamos vernos todos (y los que no han podido venir esta vez) el año que viene.

Y ahora…¡A disfrutar de los tebeos!

lunes, 3 de mayo de 2010

¡EL DOS DE MAYO! (2008)



El álbum ¡El 2 de mayo!, tal y como lo anunció el propio Ibáñez en el 26º Salón del Cómic de Barcelona, resultaba más que prometedor. La premisa inicial guardaba alguna relación con el recordado El Quinto Centenario (1992), tanto por el viaje en el tiempo de Mortadelo y Filemón como por la recreación de hechos y personajes históricos con introducción de otros personajes del maestro, como Rompetechos o Pepe Gotera y Otilio. La idea del álbum fue sugerida por Ediciones B, aprovechando el tirón que, supuestamente, habría de tener la celebración del segundo centenario del histórico 2 de mayo de 1808, lo que llevó a Ibáñez a interrumpir la realización de Pekín 2008(2008) para realizar esta conmemoración. La presión de tener que acabar ambos álbumes a tiempo, un poco antes de sus respectivas efemérides, se deja sentir en el resultado final de los dos.

El inicio, no obstante, resulta interesante. Resulta grato comprobar cómo la Pensión El Calvario y su patrona se mantienen como elemento estable dentro del universo del autor diez años después de ser concebidos. La precariedad del lugar vuelve a ponerse de manifiesto con la alusión a una pulga gigante, lo que nos lleva a recordar un gag similar de El balón catastrófico (1982). La entrada a la TIA pasa por una de las clásicas entradas secretas a las que no puede tener acceso un curioso espectador callejero.

Una vez dentro, un derroche de cordialidad hace sospechar a los agentes. Resulta interesante una ligera conciencia acerca de la rutina de la TIA y los propios gags del autor, cuando Mortadelo decide gastarle una broma a Ofelia y Filemón piensa que ya ha llegado la hora de salir pitando. El citado derroche de cordialidad se debe a que por las oficinas ya se ha corrido la voz de que nuestros agentes van a probar un nuevo invento del profesor Bacterio (invento que, a priori, no parece más peligroso que otros de los que ya han probado, sin tanto miramiento por parte de sus compañeros). Resulta también curiosa la poca discreción que hay entre los agentes de una organización secreta.




Al enterarse de que han de probar un invento del profesor, nuestros protagonistas emprenden una de sus míticas huidas, inmediatamente seguida de una segunda, tras comprobar que se trata de un artefacto capaz de hacer retroceder al pasado para corregir los errores cometidos. No resulta extraño que Mortadelo y Filemón sean los seleccionados, pues son los agentes que más meten la pata en la organización. Ibáñez podría haber recurrido a la famosa máquina del cambiazo, que desde hace años también tiene la capacidad de hacer intercambios con otras épocas. Sin embargo, el autor prefiere usar este nuevo artilugio.

Como sucede con otros artefactos del inventor, la máquina no se caracteriza por su buen funcionamiento y, en vez de retrasarse 200 minutos, los agentes se retrasan 200 años, detalle del que se da cuenta Filemón en la novena página, donde empieza la aventura propiamente dicha. Este personaje, más perspicaz que de costumbre, alude a los acontecimientos históricos del 2 de mayo de 1808, mientras que Mortadelo ironiza sobre la edad de Fraga, Sara Montiel, el mismo Ibáñez, con algún simpático anacronismo entre este y el Arcipreste de Hita.





A partir de esta página, podríamos decir que se abre un nuevo episodio de otras seis (aunque, como corresponde a la época, la división por capítulos no se delimita de forma radical, lo cual no ayuda al buen ritmo de la historia). Si el El Quinto Centenario vimos que Rompetechos era descendiente de Rompetechos de Triana, el vigía del barco de Colón, aquí comprobamos que hay un cierto parecido (también en agudeza visual) entre el cura Merino y él. El cura Merino fue uno de los héroes españoles del momento en la lucha contra los franceses, que queda desmitificado por la insolente y jocosa pluma de Ibáñez, al establecer paralelismos entre él y su miope personaje. Igualmente, se aprecia un cierto anticlericalismo (tan común en Ibáñez en esta época) por parte de Mortadelo y Filemón ante este individuo.

Tras una breve presentación en la que le personaje perjudica a ambos agentes, acaban en la casa de las fieras, lo que da pie a los ya manidos gags de “zoológico” que nuestros agentes ya han protagonizado en álbumes como Operación ¡Bomba! (1972), Pánico en el zoo (1975), La elasticina, Testigo de cargo (1983), El jurado popular (1995), Okupas! (2001), El kamikaze Regúlez (2005) y La gripe U (2009). Rompetechos, que nunca ha gozado de demasiada popularidad entre sus semejantes, acaba colgado por los de su propio bando, a los que confunde con franceses. Finalmente, un surrealista plan de Mortadelo pone fuera de juego a múltiples gabachos, caracterizados en este álbum, como es usual en el autor, por hablar un francés macarrónico que ni es fiel a la lengua de Napoleón ni facilita precisamente la lectura para los más pequeños, pero constituye un rasgo distintivo de nuestro historietista. En estas páginas encontramos la recreación de la famosa obra de Goya El 2 de mayo.

Igual de peregrino es el inglés de Wellington, aquí caracterizado como un personaje similar al príncipe Carlos de Inglaterra, que durante nueve páginas será la principal víctima de nuestros protagonistas. La sucesión de insultos de Mortadelo referidos a las orejas de Wellington nos recuerda a las que presenciamos en álbumes como El pinchazo telefónico (1994), Bye, bye, Hong Kong (1996) y Las vacas chaladas (1997), principalmente. Durante las seis primeras páginas, el homónimo del Príncipe de Inglaterra se ve fastidiado por los disfraces de Mortadelo, mientras que en las tres siguientes nuestros agentes se encargan de “preparar” el caballo del extranjero, que, por supuesto, acaba mal parado. Al final, por culpa de Mortadelo y Filemón, Wellington sale disparado acabando con otro buen montón de franceses.Las siguientes ocho páginas narran el encuentro con una Agustina de Aragón que recuerda bastante a Ofelia, lo que da pie a que nuestros agentes se ofrezcan a llevarle el cañón, ocasionando una serie de gags insulsos, sin mucho que aportar. A esto hay que sumarle los forzados juegos de palabras referidos al pecho de Ofelia, todo lo cual culmina con una nueva eliminación masiva de franceses.

Las siguientes tres páginas siguen en la línea de desmitificación, esta vez con personajes como Daoiz y Velarde (con los que Merino había confundido previamente a Mortadelo y Filemón), que se asemejan bastante a Pepe Gotera y Otilio, incluyendo su chapucero estilo. Seguidamente, se produce un guiño a la batalla del Bruch, con un tipo que recuerda someramente a Artur Más y un tal profesor Wagnerio, muy parecido al científico de la TIA. A lo largo de seis páginas se van sucediendo una serie de gags relacionados con los decibelios del tambor creado por este personaje, con nefastos resultados, nuevamente, para el ejército francés. A destacar el hecho de que entre los titulares de los periódicos que dan la noticia aparezca el logotipo de la colección Olé, detalle no demasiado propio de Ibáñez, por otra parte.

Finalmente, Mortadelo se jacta de sus triunfos sobre los franceses ante el mismísimo Napoleón y su hermano Pepe Botella, caracterizados respectivamente como José María Aznar y Mariano Rajoy. Resulta interesante que, Aznar siga apareciendo en el papel principal en una época en la que ya hacía tiempo que Mariano Rajoy era el líder del PP, lo cual se explica por la inquina personal que Ibáñez ha demostrado hacia el ex-presidente en los últimos años. También puede considerarse una manera velada de insinuar que es Aznar quien todavía maneja los hilos del partido, restándole así autoridad a Rajoy. Este encuentro motiva que nuestros agentes sean linchados por las huestes de Napoleón, justo antes de volver a su época, en la que, sedientos de venganza, mandan al Bacterio a la prehistoria, donde se ve perseguido por unos dinosaurios y amenazado por dos trogloditas con cierto parecido a Mortadelo y Filemón.

En general, a pesar de las expectativas creadas por la temática, el álbum no está a la altura de la serie. Pertenece a ese grupo de aventuras en las que nuestros personajes son transportados por obra y gracia del Bacterio a alguna época o lugar determinado y no vuelven a aparecer por la TIA hasta el final del álbum, como ocurre en Siglo XX ¡Qué progreso! (1999), Silencio…¡Se rueda! (1995) y El Quinto Centenario. Sin embargo, ¡El dos de mayo! no resiste la comparación con este último, especialmente. Frente a la acertada estructuración de su modelo, nuestra historieta carece de ritmo y de estructura lógica. Los protagonistas van vagando sin sentido ni meta alguna a lo largo de cuarenta páginas sin razón conocida, dejando atrás los tintes épicos que pudiera llegar a tener la aventura colombina de la década anterior.

Humorísticamente, el álbum también se resiente con unos juegos de palabras bastante forzados (la primera plancha está cargada de ellos) y gags poco efectivos. Hay que destacar las abundantes faltas de ortografía de esta historieta: “bunuelos” (viñeta 10, página 1), formas incorrectas de “por que” (v.6, pág. 3; v.3, pág. 12), “canposanto” (v. 4, pág. 79), etc. En cuanto al uso del lenguaje, destaca la vulgarización progresiva, tan propia de esta época de la serie, con términos como “pifiar”, “mamadito”, “cagüentus”… El grafismo, sin embargo, es adecuado, y resulta agradable ver a Mortadelo y Filemón en otro tipo de escenarios, conviviendo con personajes con ropajes de época, etc. Lástima que el guion, en esta ocasión, no dé la talla, de forma que se puede concluir diciendo que nuevamente una buena idea inicial pierde su eficacia a causa de un desarrollo poco logrado.